Agencia Techotiba - A media cuadra
Allí habíamos llegado gentes de diferentes poblaciones, pero también campesinos e indígenas, para compartir como se ve el mundo desde cada una de estas ventanas y estos barrios. Habitantes de Cali, Neiva, Pereira, Popayán. Bucaramanga, Ibagué, Armenia, Buenaventura, Bacatá, tratábamos de relatar cuales eran los conflictos y los mecanismos del despojo en los respectivos territorios y nuestras maneras de contrarrestarlos. Después de escuchar la palabra, en sus diversos acentos, que se movía de aquí para allá, a veces saltándose el orden, y de auscultar y emitir uno que otro discurso repetido, no era difícil concluir que más allá de ser un mismo pueblo estábamos en frente de problemáticas reiteradas y repetidas, con una que otra particularidad en cada ciudad. Tratar de resumir o intentar darle un orden a todas las intervenciones que allí se dieron era una tarea difícil, mucho más, al abrir el panorama y encontrar que había varios grupos que, como éste, tendrían que llevar las conclusiones a la plenaria.
Los principales temas tratados fueron:
· La imposibilidad de entender nuestros problemas si no logramos salirnos de la división campo ciudad.
· Un plan de despojo vinculado a los Planes de ordenamiento territorial de las diferentes ciudades correspondiente a la puesta en marcha de grandes megaproyectos que conllevan al desplazamiento forzado de la población en las ciudades
· La sistemática y permanente limpieza social que atenta contra grupos de barrios populares y grupos poblacionales específicos.
· La incursión, permanencia y amenaza del paramilitarismo en muchas de las ciudades. Se enfatizó en que el apelativo de Bandas Criminales (BACRIM) es una categoría que busca ocultar el proceso de paramilitarización en los distintos territorios.
· Problemáticas vinculadas a la calidad y precio de la vivienda, así como la denuncia permanente de los abusos del sistema bancario contra las poblaciones del campo y la ciudad.
· La continuidad de procesos de privatización tanto de empresas públicas como del espacio público de todas las ciudades con las consecuencias sociales y económicas a que conlleva dicha tendencia para los pobladores de la ciudad.
· Se evidenció que como todos los anteriores problemas no se presentan de manera dispersa sino son el producto de las acciones de políticos, empresas y corporaciones en un fortalecimiento de un modelo de desarrollo que va en contravía del buen vivir de las comunidades en los territorios.
Realizar diagnósticos es algo sencillo si de frente debemos además establecer estrategias y acciones para poder consolidar mandatos específicos en la resistencia colectiva a la que hemos sido convocados, así que estuvo bien darse un descanso para caminar y escuchar propuestas en esa otra ciudad de carpas que se ha desplegó en la Universidad del Valle, con cine al aire libre, con múltiples cocinas y diversos saberes, había que mirar con cuidado para poder encontrar las tecnologías necesarias para esa resistencia.
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Fuimos a buscar el aserrín para prender el horno. Cerca a la universidad se encontraba la ostentación del consumo y muy poca producción, así que tuvimos que caminar bastante para llegar a una carpintería, por suerte teníamos las coordenadas para llegar donde familiares que se dedican al milenario trabajo de la madera en el barrio Meléndez. Allí ya no se registraba el paisaje de la gran opulencia, en cambio, se escuchaba el barullo de los habitantes en su trasegar cotidiano, rodeados de comercios y de la universal alegría de vivir.
Al llegar por sorpresa a la casa indicada fuimos recibidos por sus habitantes que nos dieron comida, bebida y sombra para resguardarnos del calor, allí nos contaron que aunque ha habido trabajo en la carpintería, este no ha sido permanente, pero les ha dado lo suficiente para sobrevivir, y que aunque han necesitado que varios de los diez habitantes de la casa trabajen para mantener el hogar, viven de manera sencilla, anteponiendo la solidaridad a las dificultades que se les presentan al vivir en la ciudad.
Son varias las luchas que han tenido que librar con EMCALI para que la energía no les sea facturada a tarifa comercial. Contaron con orgullo que después de cuatro años lograron su objetivo, a pesar de los engaños, intimidaciones y triquiñuelas de la empresa por cobrarles lo que no debían. Comentaron además que decidieron no tener telefonía local para no estar obligados a pagar los incrementos en el precio de este servicio público. De igual manera, para contrarrestar los precios del agua, nos enseñaron que estaban estrenando un aljibe, de ocho metros de profundidad, que hicieron en el patio de su casa para recoger aguas lluvias que utilizan a diario en todos sus quehaceres, disminuyendo a más de la mitad el costo del recibo por consumir este bien público.
También nos contaron que hacen yogur para vender a los amigos y que del mismo proceso les queda mantequilla para el propio consumo, de esa mantequilla nos obsequiaron una buena ración para llevar al campamento. Nos enseñaron que, al igual que nosotros, hacían fuego con aserrín prensado en un tarro metálico que guardan en el taller y se rieron de que nosotros llamáramos a aquel artefacto “macroondas”.
Al despedirnos luego de mostrar la complacencia por nuestra visita nos entregaron cinco bultos de aserrín que compartimos con otros cabildantes populares que llegaron hasta allí para buscar el escaso combustible, y nos prometieron que para la próxima visita nos ofrecerían cerveza hecha en casa, proyecto que ahora tenían entre manos.
La Madre Tierra es de quien la cuida, los territorios son de los pueblos, la soberanía es popular.
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