A media cuadra

lunes, 17 de julio de 2023

¿Quién apagó las ollas?


Por Edgar Suárez Forero – Grupo Hambre Cero

El mandato es claro, lo reitera el plan y lo repite el presidente Gustavo Petro en sus intervenciones, hay que fortalecer la economía popular, establecer alianzas con las organizaciones sociales, juntas de acción comunal, asociaciones de padres de familia de los colegios, para que sean las mismas comunidades las que presten servicios y vendan sus productos a los diversos programas estatales, sobre todo a aquellos relacionados con infraestructura local y entrega de alimentos.

Actualmente, en algunos colegios rurales, son las mismas madres de las y los estudiantes quienes preparan la comida en comedores escolares. Estas campesinas, contratadas por un operador, no ganan el jornal correspondiente, que por cierto es casi nada, ni tienen garantizados a plenitud sus derechos laborales. Son ellas quienes hacen el control de calidad del alimento y separan los elementos que a veces llegan en mal estado, son ellas quienes ponen el cuidado y la sazón en la comida.  

Los cercamientos legales y no legales que impiden que las entidades públicas compren a las economías populares y comunitarias y a la población campesina son múltiples y diversos. El sistema de contratación estatal está hecho para que los peces grandes y curtidos sean los que se ceben hasta el hastío, pues son esos peces gordos y godos quienes han diseñado el modelo en complacencia con sus financiadores. De ahí sale el dinero para aceitar las maquinarias politiqueras o para comprar silencios, indulgencias y votos. 

Sin embargo, las organizaciones de la base social, cada tanto, desde su lugar, a punta de perseverancia y enfrentando riesgos, han logrado mover total o parcialmente algunas de estas cercas dispuestas por los poderosos. No es la regla, pero son repetidos los casos en que las organizaciones populares le arrancan alianzas a lo público -con operador o sin operador- ajustando las acciones a sus necesidades. El cambio consiste en que ahora, esas alianzas, son mandato y voluntad para el gobierno.

Las ollas comunitarias las primeras Alianzas público populares

Fueron las primeras en llamarse de esta manera. La Unidad Nacional de Gestión de Riesgo y Desastres (UNGRD), dado su carácter de atención a población que está en condición de riesgo, tiene la capacidad y posibilidad de establecer ejercicios de contratación directa con organizaciones de la sociedad civil, es por ello que ante esta oportunidad el programa de ollas comunitarias se fue gestando como una modalidad para preparar el alimento en los territorios y por las comunidades afectadas por la crisis climática.  

A pesar de la mala prensa y la caricaturización que se hizo en medios de comunicación y en el Congreso a la olla comunitaria como herramienta para mitigar el hambre, el programa se puso en marcha a finales del año pasado. Las organizaciones sociales, pero sobre todo las Juntas de Acción Comunal, se inscribieron a la convocatoria. Era un asunto en apariencia sencillo, durante tres meses, el Gobierno le gira el dinero a las Juntas en aquellos lugares en que cumplieran con el requisito de haber sido afectados por la temporada de lluvias, luego las organizaciones se encargaban del resto, obtener los alimentos, prepararlos, disponerlos a la población más necesitada de su comunidad, además de hacer los reportes y cumplir los requerimientos administrativos correspondientes.  Para garantizar el control y veeduría de la comunidad la información sobre el programa se entregaba en sesiones asamblearias. La Unidad, por su parte establecía una gestión territorial para la interlocución, seguimiento y acompañamiento a las organizaciones.  Parte del equipo escogido para ello, además de tener los pergaminos requeridos, provenía del movimiento social, por tanto entendía el potencial de la iniciativa.


El programa de las ollas 

Así lo llama la gente. Las bondades del programa fueron saltando a la vista, así como los agradecimientos al gobierno nacional por brindar confianza y apoyo a las JAC. Si de lo que se trataba era de llevar a familias en estado de inseguridad alimentaria comida caliente, de calidad y a un costo considerable, vinculando la participación de las comunidades, el Programa lo hacía. Es lo primero que reiteran los líderes comunales que han participado en las Ollas comunitarias. El impacto en las comunidades y sus organizaciones es indiscutible.

Apenas llegaron los primeros recursos, las organizaciones fueron preparándose para operar las ollas, mejoraron la infraestructura y bienes propios como muebles y salones comunales, compraron estufas y elementos necesarios en la economía local para brindar el servicio. Así mismo adquirieron con proveedores del lugar, muchos de ellos pequeños productores de la comunidad, los alimentos e insumos necesarios para montar las ollas. Las organizaciones establecieron qué integrantes de la comunidad se emplearían en el ejercicio y quiénes serían, por su necesidad, los beneficiarios del programa.



Se prendieron las estufas. 

“Hasta ahora nadie nos había brindado una oportunidad de este tipo” reitera una líder comunal del Chocó, que advierte que la mayoría de las Juntas y Organizaciones han estado a la altura del desafío. “Se trabaja para comer al día” recuerda un líder comunal del medio Baudó “por tanto el impacto que implica tener garantizado el alimento es enorme” agrega.  

La confianza obtenida en esta ejecución por parte de las organizaciones comunales ha devenido en la recuperación de las capacidades individuales y colectivas para administrar el bien común. Líderes y lideresas que aprenden a manejar hojas de cálculo o que buscan mejorar procedimientos en la producción o en la toma de decisiones de la organización están en el orden del día.

El afianzamiento de los vínculos comunitarios en torno a la acción y al cuidado, esa llama que se enciende cuando se pueden hacer planes conjuntos sobre el futuro próximo, se empezó a mover en cada uno de los lugares en que se desplegó el programa, que empezó apenas con cerca de 150 ollas. Quince mil personas alimentadas con su propio esfuerzo, puede parecer algo pequeño si tenemos en mente la magnitud de la hambruna a nivel nacional, pero visto como un piloto a replicar por diversas instituciones que realizan asistencia alimentaria, lo convertían en un programa prioritario.



Con una muestra de diez ollas comunitarias en el sur de Bolívar, se logró establecer que las Juntas de Acción comunal entregaron un 21% más del número de raciones a las que se habían comprometido en la Alianza Público popular, es decir, que parte del excedente que deja el programa en el territorio también se invierte en mitigar el hambre. Según los líderes comunales hay lugares en los que se alcanzaron a duplicar las raciones.  En  la realización de estas diez ollas se generaron 60 empleos, en su mayoría ocupados con mujeres del lugar.


La demanda del programa en los diversos territorios se hizo latente, desde los lugares en dónde más se ha sentido la crisis cocalera, como en el Catatumbo, las comunidades exigen que, por lo menos en zonas de desastres climáticos, sean atendidas por el programa, lo mismo sucede en el amplias zonas del Pacífico colombiano. La garantía al derecho de la alimentación es un requisito ineludible para concretar los procesos de paz en curso, por tanto, desde territorios estratégicos para el diálogo en torno a las negociaciones de paz, solicitan atención del programa.  Pero estas demandas no pudieron ser cubiertas, en este momento, para mediados de abril (2023) el programa parecía haberse detenido.

¿Quién apagó las ollas?

Corre el mes de julio, líderes de Barrios de Quibdó, de veredas de la Mojana, de municipios de Córdoba, el Atlántico o Cauca, en reunión para hablar del tema y concretar acciones, repiten el mismo relato. Todo iba muy bien, estábamos aprendiendo y tomándonos confianza, pero desde hace tres meses, no solo dejaron de enviar los recursos que se habían comprometido a enviar para la realización de las ollas, sino que hubo cambios en el equipo de quienes se encargaban del Programa en la Ungrd, por lo que desapareció la interlocución con las comunidades, . Este mutismo ha generado tal incertidumbre, que ya se ha tornado en descrédito para el gobierno y los líderes comunales a nivel local.

La ungrd no ha planteado acabar con el programa, pero dicen que lo están rediseñando, aducen que las Juntas de acción comunal no han tenido la capacidad técnica y que en su mayoría no han entregado los informes completos o con los requisitos exigidos, y que por ello, buscan "socios estratégicos" para que operen el programa. sin embargo, desde diversas instancias y desde las organizaciones se le ha solicitado a la Unidad que presente un informe que sustente lo afirmado sobre la operación a través de las organizaciones sociales y comunales, pero la respuesta sigue siendo el silencio. Por su parte las Juntas de Acción Comunal advierten que han sido burladas, pues han enviado sus informes según instrucciones de la Unidad y del equipo de supervisores.  Los supervisores de territorio, a quienes no les renovaron el contrato hace dos meses, coinciden en que, si bien se presentaban problemas y conflictos en casos particulares, naturales a la implementación de cualquier política, los resultados en términos alimentarios y en la participación social son de subrayar.

Las organizaciones han hecho peticiones a diversas entidades, pero estas redireccionan los oficios a la ungrd sin obtener respuesta. La semana pasada en la Guajira, ante el reclamo de una lideresa comunal que advertía que las ollas comunitarias estaban ejecutándose con contratistas, el presidente fue vehemente en contestarle que le extrañaba dicha afirmación. "El presidente ordenó ollas comunales contratadas con organizaciones comunales en campos y ciudades" Reiteró el presidente ante el aplauso de la concurrencia.

Mientras tanto "la crisis de las ollas" como ya las llaman los comunales no toca fondo. Algunas Juntas directivas de las JAC han sido señaladas por las comunidades de embolatar la plata del programa, este señalamiento injusto enturbia y desconecta lo que había sido conectado. Los proveedores de las ollas, actores de la economía popular y campesina también les reclaman a las Juntas y organizaciones por no pagar sus deudas y llevarlos a una posible quiebra, lo que desbarata el tejido social que se había montado.

Para las organizaciones comunales el programa debe mantenerse en ejecución de las Juntas de Acción comunal, tal como lo ha ordenado el presidente de la República y el Plan de Desarrollo a ejecutar. "Somos nosotros quienes sabemos quien está embarazada o quien está aguantando hambre en las veredas" reclama un presidente de JAC del sur de Bolívar. "Hemos hecho un gran esfuerzo, nos la hemos jugado toda, es injusto que nos traten así" dice una lideresa del Chocó. 

martes, 11 de julio de 2023

Conclusiones comité territorial de soberanía alimentaria para el Bajo Tunjuelo del 20 de junio


En la reunión del comité territorial para la soberanía alimetaria del Bajo Tunjuelo del 20 de junio, se realizó la contextualización sobre el ejercicio de gobernanza territorial realizado y del contexto político que la comprende. Se describieron las acciones que planea el comité en el territorio.

 



La primera consistente en establecer un proceso organizativo para implementar un comedor en el INEM con el consejo de padres, en este componente contamos con la presencia de profesores y padres de familia del comité los cuales expusieron las especificidades del plan a realizar y parte de los requerimientos para su ejecución. Se ha establecido un comité popular a nivel de este micro territorio para articular las acciones pertinentes en este sentido. Las intervenciones subsiguientes sobre el tema reafirmaron que el comedor debe verse como un proceso integral que vincule, además del proceso organizativo, un diálogo entre organizaciones e instituciones que genere proceso pedagógicos y culturales en torno al alimento en el plantel.

Por su parte, desde Bosa, se plantea generar un proceso participativo al rededor de un comedor popular, para ello se establece propiciar el comité popular para empezar ha establecer la ruta para concretarlo, se establece como compromiso generar un espacio de diálogo y coordinación en Bosa para tal efecto

Seguidamente se presentó del proyecto de Secretaria de Desarrollo económico: Fortalecimiento de Actores de la SADA Incremento de la sostenibilidad del Sistema de Abastecimiento y Distribución de Alimentos de Bogotá, para el cual los asistentes aportaron en la línea de que dichos proyecto deben acudir a las necesidades reales de la economía popular y de los circuitos que conforman los movimientos sociales.

Por último se trató el tema de plan de medios comunitarios para el desarrollo de las acciones del comité territorial, se establece la creación del grupo de medios que presentará una propuesta al Dapre una propuesta para este efecto.




sábado, 8 de julio de 2023

Participación o dictadura, por Gonzalo Arango.

 





Por Gonzalo Arango 

La política tiene que ser garantía de la paz social, que solo se alcanza con libertad y justicia económica.

Ley histórica: donde hay explotados y oprimidos habrá siempre violencia, porque la vida no se deja subyugar por los engendros adúlteros del ego y la razón que hacen de la explotación un crimen

Si la democracia anhela subsistir como democracia real en el mundo, tiene que hacer progresivos sacrificios en los privilegios de sus minorías, para hacer extensivos los bienes de la Tierra a todos, participación en razón de sus necesidades, sin coacciones al espíritu ni represiones policiales.

He aquí la alternativa: participación o ruina; participación o dictadura.

Es mejor practicar la justicia que predicarla; la palabra sin la acción es esteril.

Verdad es vivir conforme se piensa. Y la justicia es voluntad divina.

Vamos a ve si los medios de comunicación masiva motivan la acción popular y movilizan opiniones libres para poner los medios de producción al servicio de la comunidad cuyo orden no dependa del despotismo de Estado, sino del concierto armonioso y amoroso de la voluntad de servicio.

Vamos a ver cómo responden a este desafío de liberación popular las clases dirigentes y propietarias.

Vamos a ver si a la hora de la verdad su patriotismo les alcanza para restituir los frutos del trabajo ajeno a sus verdaderos dueños.

O, en caso contrario, serán inferiores al desafío y perecerán bajo las energías oprimidas desencadenadas, que un impulso angustioso de liberación, danzarán al compás de las llamadas destructoras con apocalíptico frenesí, saludando a la muerte como portadora de vida nueva.

Masas miserables oprimidas y explotadas que irrumpirán en el turbulento escenario de la insurrección con una demencia devastadora clamando justicia y reclamando sedienta de indignación la sangre de sus verdugos.

Dolores que estallarán como cataclismos contra cataplasmas opresivos.

Campesinos indefensos, indios inocentes, proletarios oprimidos, masa explotada y masacrada que con justificada razón reclaman lo que les pertenece: el sudor de su trabajo convertido en fruto y disfrute de los dones de Dios.

(Adangelios, 1985)







jueves, 6 de julio de 2023

Así fue la segunda Feria Solidaria Mi vereda en el Hato, Choachí

por Edgar Suárez - Grupo Hambre Cero

Cuentan que en la vereda el Hato, en Choachí, hace algún tiempo, se hacían fiestas hasta de cuatro días y bazares del mismo plazo, pero aún así, de seguro, el Segundo Festival Solidario Mi Vereda, realizado en los tres primeros días del mes de julio del 2023, marcará una importante huella en la vida comunitaria y social de este hermoso lugar ubicado en la Provincia de oriente de Cundinamarca.

Hace cerca de un año, la Junta de Acción Comunal de la vereda realizó la primera Feria Solidaria con el apoyo del Grupo de Socioeconomía de la Universidad Nacional y su proyecto de investigación de Faros Agroecológicos, la Alcaldía municipal y el periódico El sirirí, vinculando ejercicios pedagógicos, culturales, solidarios y de la economía local para que confluyeran en el escenario veredal. Así, con esta experiencia, la Junta obtuvo recursos para realizar la segunda versión de la Feria Solidaria a través de la convocatoria del Programa Nacional de Concertación cultural del Ministerio de Cultura.

Fueron muchos los aprendizajes, diálogos y discusiones los que fueron dando forma a este encuentro, pero de a pocos, con algunos tropiezos y afanes, se fue gestando el evento, el cual tendría como elemento central un Festival de Músicas campesinas que se alargaría hasta los confines de la fiesta.

Sábado



El día sábado, desde la mañana, la puerta del polideportivo de la vereda estaba abierta para el Festival de música, lo cual era una importante novedad. Cada lugar tiene sus luchas significativas, para la comunidad de la vereda, el candado en la puerta cerrada en el polideportivo ha significado un cercamiento al uso de su principal espacio colectivo y público . Hace cerca de veinte años las vecinas y vecinos de la vereda habían otorgado el uso de su espacio comunal al Colegio para lograr que los jóvenes del Hato y sus alrededores tuvieran un plantel para educación secundaria y media. El compromiso de la administración y del colegio, como contraparte, era construir un nuevo salón comunal y permitir espacios para el encuentro de la comunidad. El actual rector del plantel, desde hace unos años, arbitrariamente, aduciendo reglamentos fuera de contexto y desconociendo los derechos de la comunidad negaba, reiteradamente, el acceso de las personas al polideportivo, al punto de que muchas actividades que son comunes a las organizaciones comunales, tales como bailes, ceremonias religiosas, novenas, entre otras, tenían que hacerse cuesta abajo en el placa huella frente a la puerta cerrada o sobre el barrial de las calles en invierno.




La perseverancia e insistencia de la comunidad y sus representantes lograron que este espacio, por lo menos mientras la Feria transcurriera, estuviera abierto. Desde el medio día la gente empezó a llegar al polideportivo. Ya estaba el puesto de bebidas y comidas, el cielo se cerraba y despejaba, el olor a carne asada aromaba el aire, el sonido instalado había pasado la prueba, así que todo estaba listo para el Festival.

Desde diversos lugares fueron llegando, con sus guitarras al hombro, grupos musicales de hombres y mujeres que, con su dedicación y creatividad, han sido significativos en la vida cultural y comunitaria de sus veredas y del municipio. Los dos amigos, Trilogía Chiguana, Pedro Moreno, Dueto sol y luna, Audenago Prieto y su tiple, Parranda y son, los Hermanos García, Dueto Generación y Semillas, fueron los grupos que subieron a la tarima mientras vecinas, vecinos y visitantes iban llegando a las tribunas del lugar. Músicos de gran experiencia, familias que entre sus generaciones armonizan a través de la música, composiciones hechas en las montañas que cuentan los amores y desamores de la vida, fueron hilando el Festival. Sus historias iban saliendo ante las preguntas de la presentadora del evento.



Corridos, rancheras, pasillos, carranga, complas, se turnaban en las voces de estas y estos artistas que viven la vida del campo y sus apuros. Jhon Henry García, miembro de la Junta, quien coordinó el Festival de músicas populares y contactó a los grupos locales, advierte que pudieron ser muchos más los grupos participantes, pero la agenda ya no alcanzaba. Es evidente que, tal como lo hace el agua, la música recorre estas montañas.


Al descender del escenario, en el rostro de los y las integrantes de los grupos, se percibía la satisfacción de participar en el evento, y así se lo manifestaron a Héctor Amorteguí, periodista y DJ local, quién les esperaba abajo de la tarima para recoger sus impresiones. Luego cada artista, con el poncho de recordatorio al hombro, se disponía a recibir el almuerzo con la alegría de la función cumplida. En ola jornada también participó el grupo de danzas del municipio con diversas muestras de bailes folclóricos, anticipando el baile general que se aproximaba.













En la noche, para cerrar (o abrir ) con un brillante broche, llegó el concierto de Juan Eulogio Mesa, el rey del requinto, que con su grupo y calidad interpretativa, logró que aquellos que aun no habían salido a la pista dejaran la bebida en el suelo y se fueran a bailar. Decenas de parejas salieron al paso y la fiesta subió de intensidad, el cielo, que hasta entonces se había mantenido paciente, desató la lluvia, mientras adentro del polideportivo seguía fluyendo la rumba, la cual se extendió Hasta las 3 am. Los que estuvieron hasta el final, entre pasos desordenados, se fueron, por los caminos y el bajo el chaparrón, a buscar cama.





Domingo



Con la resaca a cuestas y el rastro de la lluvia de la madrugada, pero con el tiempo seco, el domingo empezó a crecer. Poco a poco fueron llegando los participantes a la Fería solidaria. Las mesas se iban sumando a la exposición. Alimentos conscientes, Las tortas de Oscar, los Chorizos de Siete Machos, La cerveza de Fomeque, Hortalizas de la huerta, flores, manojos de aromáticas, Salpicón, masato, chicha, Chirrinchi, Sancocho, Lechona, huevos y lácteos, iban surtiendo el mercado, el domingo era el día dispuesto para el paladar. También se asomaban por allí algunas cosas que llegaron para el trueque.







Al lado del mercado, la biblioteca veredal de las adivinanzas montó la Feria del libro gratuito, la cual contó con el aporte de una importante donación recibida de la Biblioteca Municipal de Choachí. Cerca de 300 libros de diversos temas, pero sobre todo de literatura colombiana e infantil, se dispusieron en las gradas del polideportivo para que los pobladores y visitantes pudieran nutrir sus bibliotecas y lecturas. La literatura infantil, casi la mitad de los libros, fue recogida por niños y padres en menos de una hora, los más jóvenes tardaron un poco más en escoger sus lecturas. Al final cerca de doscientos libros se fueron para su casa. En el mismo espacio se mantuvo la muestra de semillas nativas, de la cual algunos campesinos y campesinas tomaron alguna parte para llevar a sus huertas.






Al frente de los libros, Ical Emiliano, con 10 años de edad, organizaba, junto a niñas y niños que iban llegando, la ludoteca con diversos juegos de mesa. Durante la semana, Ical había estudiado reglamentos de juegos propios y de los multijuegos que había comprado la Junta para el evento con el fin de enseñar y guiar los juegos en la Feria. La actividad tuvo una gran acogida, pequeños y adultos llenaron las mesas y gradas. Ajedrez, dominó, go, escalera, damas chinas, batalla naval entre otros, eran los juegos que doblegaban el tiempo de los presentes. Ical terminaba, cada tanto, jugando tres partidas de juegos diferentes a la vez, lo cual no parecía molestarle.



Mientras en el polideportivo, el grupo de danzas infantil , el grupo de teatro Tablas rotas y el grupo de cuerdas pulsadas; todos de la escuela de formación artística municipal; disponían mensaje y sentido en el escenario, en la cocina se llevaba a cabo, bajo la dirección de Mauricio Romero, el taller de cerveza tradicional, en el cual, con la participación de algunos de los y las jóvenes estudiantes de la Universidad Nacional y otros más que venían de la ciudad, durante cerca de 6 horas, se siguió paso a paso el recetario para hacer cerveza en casa. Al final del proceso quedaron los lazos de fraternidad que da el trabajar juntos y cerca de veinte litros de cerveza en proceso de fermentación que esperan en la biblioteca de las adivinanzas los días necesarios para su consumo. Así, mientras se revolvían las ollas, en el escenario la jornada cultural del día terminaba con el recital Aviso de terremoto.






Con la aparición de la luna llena en el cielo, empezó a sentirse de nuevo el ambiente de fiesta en el polideportivo. La continuidad de la rumba del día anterior se presagiaba en los atuendos y vehículos que empezaban a llegar por decenas a la vereda. Muchos y muchas esperaban al artista del concierto de esta noche, pues se presentaba el cantante de música popular Miguel Martínez, un joven chiguano de potente voz que ha logrado un importante reconocimiento en el municipio y la región.



Se servían las copas y se iba agrupando la multitud con las seguidillas de canciones, conocidas por todas y todos, en la voz del interprete, quíen fue contratado por la Alcaldía Municipal para iniciar la fiesta, pero el ánimo subió tanto, que entre los mismos asistentes al evento hicieron un par de colectas para que el artista se quedara hasta horas de la madrugada. La fiesta terminó cerca de las cuatro de la mañana. Durante esa misma noche, en otros parajes de la vereda los y las jóvenes que visitaban la Feria, compartían sus impresiones y experiencias sobre el evento, allí también los ojos estuvieron despiertos hasta la madrugada.

Lunes



Para el último día estaba programada la caminata por la vereda en la ruta del agua. La caminada empezó tarde y se fue conformando el grupo a medida que transcurría la mañana, estudiantes, jóvenes y organizaciones sociales fueron sumándose a la travesía. El primer lugar de visita fue la huerta agroecológica, en donde Rubiela Salcedo, expuso como se realizaba el abono orgánico que se usaba en la huerta, posteriormente subimos al bosque de las adivinanzas dónde se sembraron un par de feijoas, luego desde la parte alta del Hato, por un viejo camino descendimos hasta llegar a la piedra de la Virgen y la quebrada donde los visitantes se dieron un baño de agua fría, para seguir andando de regreso al caserío, allí nos esperaban las arepas de la tiende de Doña Herminda y un a última cervecita para celebrar el encuentro, los vecinos y vecinas que pasaban por allí, preguntaban repetidamente: 

¿ Y para cuándo la otra Feria?