Por Alberto Merchán de las Salas
El gobierno del cambio se representa hoy en la localidad de Kennedy en el Pacto Histórico, Polo Democrático y Comunes. Estos partidos cuentan con la participación de diversos procesos ambientales, movimientos sociales y organizaciones comunitarias que ya hacen parte de los tarjetones electorales. Como nunca, las campañas en lo local y distrital cuentan con perfiles independientes y territoriales.
Lideres y juntanzas que codo a codo nos acompañan en las luchas diarias por humedales, bosques, ríos y árboles, artistas que, durante el paro nacional, llevaron arte a los parques de nuestros barrios cuando las bibliotecas estaban cerradas, ocupan un lugar en el tarjetón de estos partidos.
Sin embargo, este proceso popular que emerge en el escenario electoral en este momento de cambio también ha enfrentado injusticias y desigualdades, reflejadas en relaciones de poder asimétricas impuestas por antiguos políticos que hoy surgen como nuevos caciques dentro de la izquierda. Estos líderes, a nivel nacional y local, imponen condiciones que, a corto plazo, terminan beneficiándose de los esfuerzos y aspiraciones populares.
Es suficiente recordar el reciente caso de Carlos Carrillo, actual concejal y principal opositor a la alcaldesa Claudia López. Carrillo ha sido sancionado por Jaime Dussan y Álvaro Argote por no aceptar a la hija del actual presidente de COLPENSIONES. Este suceso ha pasado desapercibido para los candidatos y líderes de los partidos en todos sus niveles.
Estos episodios pasan de lo distrital a lo local manteniendo la misma lógica, perpetuando las injustas asimetrías en los tarjetones del 29 de octubre. Los nuevos caciques, organizaron las listas de acuerdo a relaciones familiares, la reelección de sus cuotas y las maquinarias dentro de la izquierda que sacaron ganancias de su apoyo interesado en las elecciones presidenciales.
En el caso del POLO y Kennedy, el concejal Álvaro Argote, padre de la representante Tamara Argote de la CH, desconocida tanto en el espacio político y popular, no solo impuso a su hija en el congreso sino, además, mantiene una cuota política que relega a lideres comunitarios y organizaciones territoriales que hoy se postulan desde ese partido.
La ambigüedad de los nuevos caciques de la izquierda tiene este tipo de ejemplos. El personaje reelegido en tres ocasiones y recordado como el edil opositor contra Gustavo Petro cuando era alcalde con una “protesta” en calzoncillos en la JAL, hoy encabeza la lista del POLO “democrático”.
Por otro lado, el candidato de la UP antes que cuestionar la masacre y desaparición de jóvenes en Kennedy y Bosa, posa en “tiktoks” con la alcaldesa local luego que esta, llevara una misa y militares al portal resistencia burlándose de la memoria de su propio partido sin cuestionar el papel de Agudelo en los asuntos de la localidad y congraciándose con el partido opositor de Petro.
La delgada línea en la que se encuentran nuestros lideres y organizaciones comunitarias en este proceso electoral, oscila en la esperanza de cambiar las cosas desde arriba con el dilema de la “representatividad” en los espacios políticos y el abandono de sus principios de autogestión y autofinanciación, por un cupo en los presupuestos locales.
Tal es el ejemplo de la cloaca de Cultura Local, en donde muchos sectores prefieren la imparcialidad y el no cuestionar al partido verde con el propósito de aprovechar esta “danza de los millones”. Esto no solo fortalece al partido de Claudia López, sino que perpetua contratistas que desde Peñalosa manejan la contratación local y que buscan fortalecerse con las alcaldías locales que a dedo, elegirá “el concejal mas joven de la galaxia” Julián Rodríguez Sastoque del Partido Verde como ya lo ha señalado el concejal Carlos Carillo.
Este tipo de situaciones generan el aislamiento de muchos lideres a los que les corresponde periféricas ubicaciones en el tarjetón y quizá, desistir de sus candidaturas antes que favorecer estas lógicas partidistas. Sin embargo, estos candidatos también fortalecen sus propios procesos dentro de ese escenario político siendo nuestros referentes territoriales en la lista de candidatos por las juntas de acción local y Concejo.
Este insignificante texto no pretende validar a ciertas candidaturas, pero ante esta confusión de partidos de gamonales de izquierda con candidatos del territorio, vale mencionar con nombre propio las aspiraciones políticas que han apoyado nuestras luchas.
Diana Castro y Juntanza recogen un esfuerzo colectivo que, en el caso ambiental, resignifican a Kennedy como un territorio de agua, como Techotiva a tal punto, que es la candidatura del PH que como edil confronta en la JAL y a las autoridades en las calles de este territorio. Su candidatura ocupa el primer lugar del partido al lado de políticos que buscan reelegirse, otros de los que no se sabe su trayectoria política, otros que desde la JAL nunca cuestionaron al Partido Verde y que finalmente, soslayaron aspiraciones territoriales que merecían estar en mejores posiciones del tarjetón luego de los esfuerzos realizados durante la campaña presidencial.
Organizaciones con procesos culturales en la juventud y la infancia como ARDEC hoy separados de la juntanza y contando con menos suerte en la lista del Polo, hacen el llamado a los medios alternativos para que hagan contrapeso a estos caciques y a sus maquinarias de financiación, difundiendo sus trayectorias territoriales y sus programas políticos. Juan Diego Velásquez líder de importantes procesos culturales antes que candidato, ha fortalecido diferentes espacios organizativos y hoy su discurso, invita a reconocer y a votar también por otras candidaturas populares.
También es fundamental reconocer que la juntanza, en su apoyo social a la presidencia de la República, debió abogar por el reconocimiento del esfuerzo de las organizaciones en una juntanza que validara electoralmente no solo una candidatura, sino todas aquellas que seguramente podrían reemplazar a estos nuevos gamonales y caciques de izquierda.
Es urgente realizar un análisis electoral de la localidad en este momento. En lugar de desistir en la votación de nuestros candidatos y sin contribuir a las maquinarias de los delfines, contratistas y opositores de Petro, debemos considerar este ejercicio para el futuro, cuestionando que el cambio no ha llegado a través de consultas partidistas que reconozcan los procesos territoriales y sus organizaciones.
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