Por A media cuadra
Imágenes: archivo Natalia Sánchez
En febrero de 2022, todos los medios masivos de comunicación dieron la noticia, como portavoces de la Fiscalía, que habían detenido a cinco integrantes de la primera línea en Usme. Entre los detenidos estaba Natalia Paola Sánchez Cabrera, aunque era referente local de derechos humanos durante el estallido, fue presentada como una gestora de convivencia que había usado su cargo para, en complicidad con los muchachos de la primera línea, cometer delitos. Ad portas de salir el fallo sobre su caso, hicimos esta entrevista en la cual Natalia Sánchez, hoy en el exilio, nos cuenta sobre el montaje judicial realizado en su contra por parte del Estado colombiano y su expectativa frente al fallo del juez que se conocerá el próximo 30 de agosto en las horas de la mañana. El 30 de agosto se realizará un encuentro en el puente de la dignidad en Usme a las 7 am.
Natalia: Soy administradora pública, especialista en derechos humanos, con más de 10 años de experiencia en el sector público y entidades de cooperación internacional. Trabajé mucho tiempo con víctimas del conflicto armado y siempre trabajé con entidades del Estado, básicamente siempre me moví en el sector público.
En lo personal, soy madre cabeza de hogar e hija de una madre que también ha sido cabeza de hogar, tengo una hija de 20 años y cinco hermanos, hemos salido adelante en nuestras posibilidades. Actualmente estoy felizmente casada.
Natalia: A mí me están acusando de tres delitos puntuales, concierto para delinquir, perturbación al transporte público y agresión al servidor público. Esos fueron los tres delitos que me imputaron a mediados de febrero, en las audiencias preliminares cuando me detuvieron.
A media cuadra: ¿Y qué pruebas tienen para incriminarte?
Era elemental que yo tenía que tener empatía con los muchachos para poder saber qué era lo que querían y así activar diferentes rutas institucionales para garantizar sus derechos.
La Fiscalía, al ver mi cercanía con los chicos que se estaban manifestando, intervino mi teléfono desde mayo. Yo no sabía, yo siempre creí que la chaqueta y mi función institucional estaban claras, yo no estaba haciendo nada malo. Había acciones conjuntas que se hacían en el marco de la confrontación, pero no eran acciones propias de Natalia Sánchez, sino eran acciones mancomunadas con todas las entidades, incluso con la policía, cosas como decirles a los chicos, muévanse que los van a encerrar. No era información privilegiada y la geografía de la localidad permitía que los chicos vieran los movimientos de la policía.
Nosotros lo que buscábamos era garantizar la vida y eso hicimos, principalmente después del 21 de junio del 2021, cuando matan a Jaime Fandiño, la policía le dispara un gas lacrimógeno en el pecho y el muchacho fallece. Buscamos salvaguardar la vida, pero no era mediante acciones aisladas ni premeditadas, sino mancomunadas con diversas instituciones
Siempre estuvimos en comunicación con la policía, yo sabía lo que la policía iba a hacer. Muchas veces ellos me decían, vaya y hable con esos muchachos a ver si nos vamos que nosotros estamos cansados. Y varias veces paramos la confrontación, hicimos retroceder al ESMAD, los chicos también retrocedieron en ejercicios de diálogo.
La Fiscalía dice que yo usé mi chaqueta para evitar que la Fuerza Pública hiciera los procedimientos en términos de judicialización, cuando eso no es cierto. Yo incluso era la única funcionaria que se podía subir a las patrullas de policía a tomar datos de los chicos porque parte de la tarea era verificar los datos de ellos y avisarles a sus familias a dónde iban a ser trasladados para evitar ese pánico colectivo de desaparición, pues eso era lo que estaba pasando en Cali y en otros sitios. Esa era mi función. Esas acciones lograron mitigar el daño y maltrato de la policía hacia los chicos, evidenciábamos el estado en el que se encontraban en el momento su detención y su destino, cuando llegaban golpeados por la misma confrontación, se buscaba que las organizaciones de derechos humanos que atendían primeros auxilios les dieran esa primera atención. toda esa información se comunicaba. Fue una muy buena estrategia en la medida que la policía tenía que llevar a los chicos y los tenía que trasladar directamente a la URI. Antes de estas acciones, en la localidad se habían presentado agresiones por parte de la policía hacia los jóvenes y traslados hacia diferentes localidades. La policía dice que yo usé mi chaqueta, que yo impedí procedimientos.
Dicen, además que yo fui autora intelectual, más o menos, y con dolo, de la obstrucción del transporte público. Tampoco es cierto, porque nosotros incluso siempre informamos a la policía que hiciera cordones de seguridad en los límites de la localidad para evitar que los chicos se llevaran los buses y los secuestraran, porque sí, en efecto, eso sí pasó, pero no podíamos hacer nada más que informar a Transmilenio, para que desviara las rutas.
Natalia: Ellos presentan unos audios sin contexto, si tú escuchas el audio y no conoces el contexto, podrías pensar que realmente me enfrenté con la policía. Pues no, los chicos no iban a los centros médicos, porque allí siempre había fuerza pública, entonces cuando ellos salían lastimados, iban a dos puntos de atención humanitaria en dos salones comunales. Nosotros buscábamos que los chicos, después de que llegaran lastimados, se fueran para sus casas, la idea no era que salieran otra vez a seguir tirando piedra, muchas veces nos funcionó, otras veces no, pero el contexto de la llamada más delicada, en la que la Fiscalía dice que yo le digo a las personas que reciben a los chicos, que les quiten los corotos, que eran sus cascos, sus gafas, sus guantes, que les laven las manos y que los saquen de ahí, como cualquier ciudadano, ¿por qué? Porque había pasado que la policía cogía a cualquiera, muchas veces lo vi, detenían a alguien que iba pasando, que le tocaban las manos, si le sentía algo de arenilla, era porque estaba tirando piedra. En una ocasión detuvieron a un chico, y el policía me dijo, doctora, venga, mire, toque las manos, yo le dije que eso no decía nada.
Estuve siempre al lado de la policía, precisamente porque los casos eran muy duros, pero nunca intervine en los procedimientos. Ya después de que la policía detenía a algún chico, yo lo único que buscaba era que no lo golpearan. Tuve muchos problemas, salí golpeada, salí insultada, salí amenazada por la misma fuerza pública, porque yo les decía, si ya lo tienen reducido, no lo golpeen, tu tarea no es decir si él es un delincuente o no, llévalo ante la justicia. Como defensora de derechos humanos, esa es tu función. Tuve muchos choques, a pesar de que los comandantes de los operativos tenían una muy buena comunicación conmigo, Tenía que decirles que, si tenían una niña de 15 años, menor de edad, no le dijeran cosas denigrantes contra su persona, que esa no era la tarea de la policía. Chocaba con la policía por eso. Ellos no estaban de acuerdo con mi postura. Yo siempre le dije a los chicos que la violencia no era el camino, que la policía no les iba a resolver nada, les advertía que debían buscar otros caminos y estar en los espacios donde hay incidencia.
En esa ruta la, alcaldía me encargo caracterizarlos para que pudieran acceder a la oferta institucional, alcanzamos una base de 300 chicos, pero querían usar esa información para individualizarlos y procesarlos, por ello no les entregué la base de datos. La alcaldía y la policía sabían que yo sabía quiénes eran las jóvenes que salían encapuchados. Mi tarea no era delatarlos, mi tarea era salvaguardar la vida de todo el mundo, incluso gané piedra por parte de los chicos, cuando quisieron golpear a un escuadrón de cuatro policías y estaban solos, y yo les dije que no, y yo me paré enfrente de los policías y los chicos. La violencia no era el camino. Yo sabía que, si no los sacábamos de la calle, la beligerancia iba a aumentar en el conflicto, porque al comienzo era solo piedra, pero los chicos fueron también haciendo otras acciones y entonces ya empezaron a hacer las llamadas molotov.
Natalia: Logramos desescalar las acciones violentas a través de la atención institucional, llevamos al PNUD con el fin de territorializar el diálogo, pues cuando la alcaldía mayor intentó hacer mesas de diálogo, fueron nefastas. Así Usme fue la primera localidad que logró sentar a los pelados con la alcaldesa local, sentamos al director de derechos humanos, a la Defensoría. El PNUD puso los ojos sobre Usme y Usme era el ejemplo. De esos diálogos nace la iniciativa de los hijxs de Usminia. Inicialmente se crea Hijxs de Usminia por parte de la alcaldía y manifestantes, todos los chicos de las PL. Ellos sacaron a la alcaldía del proceso y se quedaron con el proceso organizativo popular. Para la semana por la paz, logramos poner en una cancha de juego a la policía, a los manifestantes, a la alcaldía y a la comunidad en aras de que se hicieran esos ejercicios de acercamiento y que dejaran de ver a la policía como un enemigo. Funcionó realmente
A media cuadra: ¿En qué momento te das cuenta que te estaban haciendo un seguimiento?
Natalia: La policía sabía que yo era la que más cercanía tenía, éramos tres compañeros, pero desde el 28 de noviembre del 2021 yo me di cuenta que a mí era la que me estaban haciendo seguimiento. Empezamos a recibir llamadas en el apartamento donde yo convivía con mi mejor amigo y mi hija, que la administración decía que se escuchaba escándalos y gritos por causa de violencia intrafamiliar, algo que no pasaba. A las nueve de la mañana llegaron dos oficiales a mi casa, los dejé entrar, ni siquiera les pedí identificación, ellos me pidieron la cédula y me dijeron que había una denuncia de violencia intrafamiliar, pero me empiezan a hacer preguntas como, ¿y usted qué hace? ¿y usted en dónde trabaja? ¿y a qué se dedica? Ahí entendí que algo estaba pasando. Ese mismo día un compañero de gobierno, mi coequipero, me dijo, que tenía el dato de que gobierno está investigando a tres funcionarios de Usme, entre ellos, él y yo. Desde ahí, empezaron a pasar cosas raras, Nos citaron dos veces de la SIJIN en la estación de policía para que nosotros identificáramos las cabecillas de los que hacían las confrontaciones, siempre nos mantuvimos en que no sabíamos, no conocíamos los nombres, no conocíamos sus rostros, que siempre estaban tapados. Eso molesto bastante a la policía.
Natalia: Eso fue horrible, el trato fue como si fuese terrorista. Esa mañana mi hija se fue para la universidad a las cinco y media. cuando desperté -mi amigo aún estaba en casa-, llamaron de la administración a decir que el perro estaba ladrando, mi amigo tiene a un pastor alemán. yo tenía una reunión de trabajo a las ocho de la mañana, mi amigo también. Como a las nueve y cuarenta hicimos una pausa activa, así llamábamos a tomarnos un café y fumarnos un cigarrillo, Alrededor de las diez de la mañana llegaron con un zumba puertas, golpearon la puerta, mi amigo saltó y abrió la puerta, lo empujaron con los escudos, eran como unos quince oficiales, tenían perros antiexplosivos nos tiraron al piso, tenían las armas desenfundadas, el perro estaba nervioso y no dejaba de ladrar, permitieron que mi amigo lo encerrará, nos levantaron y nos pidieron las cédulas.
Me dicen que tienen una orden de allanamiento para mi casa y una orden de captura, ellos no allanan nada, ellos no revisan nada, realmente ellos iban por mi celular, yo tenía mi celular en la mano y entonces Fernando les dijo que era ilegal que me quitaran el celular, el policía le dijo, tiene dos opciones, o me da el celular o yo me llevo todo lo que encuentro en el apartamento, entonces le dije, tome, lléveselo y le entregue la clave de acceso.
El procedimiento duró como dos horas. Me esposaron casi de manera inmediata, yo estaba en pijama, no me dejaron bañar, me tocó cambiarme con esposas, me sacaron como a las once de la mañana por la mitad del parqueadero frente a todos los vecinos, con esposas y con dos funcionarios de la SIJIN. Me llevaron en carros particulares. Casualmente uno de los chicos de USME tiene un amigo en el GOES (Grupo de operaciones especiales), que publicó un estado, una foto frente a donde vivía, que decía: por fin.
En esos cinco días a los cuatro detenidos en Bogotá, los demás estaban en Puerto Leguízamo, nos hicieron presión todo el tiempo. El jefe de la investigación me mostraba fotos, me decía, entréguemelos, usted sabe de dónde están. Dígame cómo se llama, es que solo tenemos los alias. Entréguemelos y en 24 horas sale con rectificación de la Fiscalía. Hable con su abogado, es lo mejor. En una de esas fotos me muestra un personaje que ya habíamos identificado durante todos los ocho meses. Él tenía alianzas con las ollas de microtráfico, eran los más beneficiados por la confrontación porque podía moverse por toda la localidad. Él era el que les pagaba a algunos chicos, ya fuera con droga o con dinero. También era el que más buscaba dañar la infraestructura pública. Casualmente a él no lo detuvieron.
Natalia: Sabemos cómo funcionan los medios de comunicación, ¿Quién les filtró todos los audios a los medios de comunicación? Pues la misma Fiscalía. Salí en primera plana como cuatro días, mañana, tarde y noche, y hasta en medios regionales. Yo creo que ellos en mí vieron, según lo que pudimos analizar con la Defensoría del Pueblo cuando yo denuncié la persecución, una manera de fortalecer su relato de que la protesta estaba infiltrada por grupos al margen de la ley.
Y esa fue la teoría que montó la Fiscalía, pero no tenían cómo probarlo realmente. O sea, no había forma alguna de que lo probaran por más que se infiltraron, porque ellos lograron infiltrarse en Portal Américas. En Usme les costó un montón, porque los chicos, basados en lo que estábamos viendo todo el tiempo, eran muy precavidos, andaban atentos a lo que estaban diciendo, cómo lo estaban haciendo y a quién lo estaban diciendo.
la Fiscalíadijo, bueno, tenemos a tres de Usme, cojamos al eslabón más débil, creyeron que era yo. Seguramente pensaron, esta nos va a entregar la información y su perfil nos servirá para decir que las protestas estaban infiltradas.
La única exfuncionaria en esta etapa del proceso, soy yo, y fui la única que estuvo capturada, porque detuvieron a algunos, pero a los tres días los dejaron ir, a mí sí me imputaron cargos y pues estoy ya en la fase final del juicio.
A media cuadra: hay un comunicado de la alcaldía local lavándose las manos, ¿lo esperabas o creías que la institución iba a respaldar tu trabajo?
Natalia: Creí que iban a respaldarme, porque además la alcaldesa sabía todo lo que estábamos haciendo, tenía conocimiento de todas las acciones. Yo no movía nada sin que ella supiera, ella sabía que nosotros prestábamos nuestros carros para llevar a los chicos a los espacios distritales, ella sabía cuándo hacíamos convocatorias de las mesas locales y cuando traíamos a los misionarios. De todo tengo registro fotográfico y los informes se entregaron de manera oficial, allí se cuentan todas las acciones.
Nosotros estuvimos con los asesores de Luis Ernesto, nosotros estuvimos con los asesores de Claudia López, estuvimos trabajando mancomunadamente con el director de derechos Humanos, que era Andrés Idárraga, El Distrito también sabía lo que hacíamos.
Mabel dijo que ella
condenaba enfáticamente las acciones mías, ni siquiera como referente de
Derechos Humanos, sino como gestora de convivencia. El comandante de la
estación, en la declaración dice que a mí la alcaldesa me presentó como la
referente de Derechos Humanos.
A media cuadra ¿Y qué esperas del fallo el próximo 30 de agosto?
Natalia: Te soy honesta, yo mejoré mis niveles de confianza con el cambio de fiscal, porque pues la Fiscalía realmente se ha ensañó conmigo. Sin embargo, cuando yo rendí indagatoria, la Fiscalía no me preguntó nada.
Estoy confiada en la medida en que yo realmente no cometí ningún delito. El juez, nos ha parecido muy riguroso, muy apegado a la ley y ha hecho cumplir el proceso en sus tiempos, eso hace que el proceso haya sido relativamente rápido en comparación con otros procesos, porque ya estamos a punto de dar fallo.
Si salgo absuelta, que debería, es el deber ser, pues habrá que mirar cómo se busca una reivindicación. Si salgo culpable, pues tendré que seguir peleando, Tendremos que apelar y tendremos que seguir dando la lucha porque la justicia llegue. Pero voy en el fondo de mi corazón, yo creo que voy a salir absuelta.
La verdad todos esperamos que salgas absuelta. Muy pocos funcionarios tiene el valor y la decencia de hacer su trabajo con rectitud y gallardía. No fuiste mediocre, cobarde o acomodada que es lo que pasa siempre.
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